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Voluntariado: una revolución para el siglo XXI


Enrique Bérniz

Actualidad del voluntariado

Es un fenómeno constatable que en los últimos años estamos asistiendo a una expansión del Voluntariado. Miles de jóvenes dedican una parte de su tiempo a colaborar en proyectos humanitarios, ecológicos o sociales, tratando con ello de hacer realidad sus sueños de construir un mundo mejor.

Los jóvenes que hace años protestaban y reivindicaban han dado paso a una generación que apuesta por la acción, quizá por darse cuenta de que las protestas de sus mayores se quedaron en eso. Sus resultados no son tan espectaculares ni ruidosos, pero son constantes y eficaces. Se pasó la época en la que los jóvenes pedían "que se parase el mundo y bajar de él". Ahora quieren estar ahí, hacer algo, plasmar cosas.

Desarrollo del voluntariado
Y como todas las cosas, el Voluntariado ha tenido un desarrollo en el mundo, transformándose y adaptándose a las necesidades que se dan en cada momento histórico.

Siempre ha existido el Voluntariado, pues siempre hubo personas de buena voluntad que trataban de ayudar de una manera inegoísta a quienes tenían alrededor: cuando se quema un bosque, los vecinos de los pueblos cercanos colaboran en su extinción; todos hemos ayudado a algún vecino de edad avanzada con alguna reparación en su casa. Es como si tuviésemos una natural inclinación a ayudar a otros cuando lo necesiten, aunque esa inclinación no se dé con la frecuencia deseada...

De las fundaciones de caridad, en las que las damas de la "buena sociedad" de principios del siglo XX repartían alimentos o ropa a los necesitados, se pasó, tras la Segunda Guerra Mundial, a un voluntariado de tipo más ecologista, pues el ser humano se dio cuenta de la nefasta influencia que ejercían en la Tierra la contaminación, la deforestación o el agotamiento de los recursos naturales.

Campos de acción
Actualmente los campos de acción del Voluntariado se han ampliado, ya sea por el desarrollo de las comunicaciones o por la simple necesidad, dado el grado de contaminación, injusticia y pobreza que se da en el mundo. Nunca ha habido tantas diferencias entre los seres humanos, nunca el ser humano se ha alejado tanto de la naturaleza.

Así pues, podríamos diferenciar los siguientes campos de acción:
Plano físico. Por ser el plano más concreto, sus acciones son más notorias. Aquí se situaría la limpieza de la naturaleza, la asistencia sanitaria en catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, la restauración de monumentos o la construcción de hospitales, viviendas, escuelas...

Podríamos decir que estos problemas son los más sencillos de solucionar. Por ejemplo, parece más fácil limpiar una mancha de aceite en el mar que concienciar a algunos patrones de barco de que no es ético aprovechar que el Cantábrico está lleno de fuel para limpiar sus bodegas porque "no pasa nada por echar un poco más".

Plano energético. Partimos de la idea de que el dinero es una forma de energía. En este plano, pues, englobaríamos las acciones destinadas a paliar la pobreza que se da en todo el mundo. Pensemos que gran parte de la población mundial vive en la miseria, aunque para nosotros sea difícil imaginarlo, pues comemos todos los días y no nos falta un techo bajo el que dormir. Pero, por desgracia, esto es toda una odisea para millones de seres humanos. Por ejemplo, en muchas ciudades de Sudamérica, el alimento de miles de personas depende de los desperdicios que llegan a los vertederos, lugares que se han convertido en verdaderas "ciudades" donde conviven personas, ratas y enfermedades en un macabro equilibrio.

Plano emocional.
En plena "era de las comunicaciones" es cuando paradójicamente existe más incomunicación entre las personas. Este campo de acción se ha desarrollado mucho en los últimos años dentro del Voluntariado, y es previsible que lo siga haciendo, sobre todo en los países más ricos, en los que "chateamos" a través de Internet con alguien de otro continente, pero no sabemos ni cómo se llama nuestro vecino.

Existe una gran necesidad de comunicación y afecto, especialmente en ciertos sectores de la sociedad como los ancianos. Pensemos que muchos de ellos, abandonados por sus familias cuando se han convertido en una "carga", llegan al final de su vida esperando una palabra de cariño o una atención que quizá nunca llegue...

Plano intelectual. También es un campo que se desarrollará en el futuro, pues cada vez más, las organizaciones que agrupan a los voluntarios se están dando cuenta de la importancia de la concienciación de los seres humanos. Por un impulso emocional o por seguir una moda ayudaremos una vez, pero sólo si concienciamos que debemos tener un papel activo en la solución de los problemas podremos construir una sociedad mejor.

Por tanto son cada vez más las campañas de sensibilización, educación o formación que se realizan por parte de instituciones públicas y privadas, y es imprescindible que se potencien si realmente queremos cambiar las cosas.
Eso sí, no creamos que los jóvenes necesitan más palabras. Los jóvenes están hartos de palabras y por propia experiencia he llegado a la conclusión de que sólo hay concienciación si se implican en las actividades los que las organizan.
Una revolución para el siglo XXI. Si queremos construir el futuro, en lugar de dejarnos llevar por las circunstancias, debemos aprender de la Historia.
En ella vamos a encontrarnos con decenas de revoluciones que buscaban cambiar las cosas, pero lo cierto es que muy pocas consiguieron cambiar algo, y muchas menos cambiar las cosas a mejor, pues no siempre todo cambio es positivo.

Algunas cambiaron fronteras, otras regímenes políticos, banderas o sistemas económicos... pero ¿cambió el ser humano? Muy poco...

Siguen existiendo personas que por dinero explotan a otras o a la Naturaleza. Hay quien abandona a un ser humano o a un animal porque lo considera una carga. Hay mafias que trafican con órganos de niños asesinados, pues a decenas de seres no les importa acabar con una vida si con ello pueden mantener unos años más su miserable existencia. Incluso hay instituciones que promueven una superpoblación que hace que cientos de niños mueran en brazos de sus madres por desnutrición o por enfermedades que podían haber sido erradicadas hace décadas...

Es hora de que aprendamos para no volver a cometer los mismos errores. No basta con cambiar, hay que cambiar a mejor. Y nada va a cambiar realmente si nosotros no cambiamos.

Y depende de todos nosotros que esta revolución que es el Voluntariado no se convierta en una moda más que pasará con el tiempo. Hay que trabajar con las manos y con la conciencia, para que en las sociedades del futuro la felicidad de uno sea motivo de alegría para todos, y sus problemas, un motivo para que todos trabajen en la construcción de un mundo más justo.
¿Te atreves?


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Información ofrecida por la Asociación Cultural Nueva Acrópolis - Málaga


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