Un testamento espiritual
Miguel Angel Padilla
He comenzado a escribirte esta carta pensando que tal vez nunca llegue a tí y se pierda en el inmenso futuro que nos separa, o en el bosque abrumador de cosas interesantes que pueblan tu presente. Pero quizás sea la mejor forma de tratar de estar juntos y de sentir que desde el lugar donde te escribo es posible recrear un Arco Iris de corazón a corazón... y hablar desde el Alma.
Quiero contarte cosas que aprendí... no sé cuando, y aunque puede que las leas dentro de mucho tiempo, no me importa. El tiempo se lleva muchas cosas, cambia las formas y los rostros, los caminos, los juguetes y herramientas, las leyes y las sombras, pero no cambia lo que siempre fue y reposa en los rincones bellos y profundos de nuestro SECRETO.
Tendrás muchas alegrías y muchas penas, y si hay en tí un alma de buscador, de aventurero de los cómos y porqués, de las respuestas insondables, de las vivencias plenas, navegarás por el ancho y extenso mundo y cada rincón encontrarás una forma de belleza, el desarrollo desplegado en matices del mismo secreto de la vida
No pases corriendo tras luces gigantescas, hallarás pequeñas respuestas que te conduzcan a la Gran Respuesta si no pisas como manada los detalles que esconden en su esencia un sentido y una solución. Para ello habrás de ser franco y sencillo. No se conquista la vida con máscaras y apariencias.
Aun así, te encontrarás solo. Sí, ya sé que ese grito de soledad se aplaca con el ruido de mucha gente, con un buen amigo o una buena pareja, o con el sabor de la aventura que cambia de escenario continuamente. Pero no se escapa de la soledad con la huida.
Información ofrecida por la Asociación Cultural Nueva Acrópolis - Málaga